Capítulo 4: Yoga y estado de ánimo.

11 noviembre 2020

¡Hola a tod@s!

Vamos a ponernos un poco más técnicos de lo habitual para hablar sobre uno de los temas más presentes que existen en la sociedad y que afecta cada vez a un número más elevado de personas.
La depresión, la ansiedad, y en definitiva, el estado de ánimo, son una condición de salud mental prevalente en todo el mundo. Además, es la principal causa de discapacidad en adultos menores de 45 años según los últimos estudios.
Alucinante este dato, ¿verdad?

Los mecanismos que subyacen esta condición, siguen siendo poco conocidos, a pesar de que hay mucha evidencia de que el estrés y sus correlatos contribuyen a múltiples aspectos de su fenomenología. Por tanto, estos fenómenos que producen un estado de ánimo inadecuado van a estar claramente relacionados, ya que se someten a una retroalimentación sintomatológica pudiendo ser causa o resultado tanto uno como otro.
La práctica física de Yoga como sistema de salud holístico, va a tener un enfoque terapéutico muy positivo para abordar estos problemas contribuyendo de manera importante en la reducción de estos síntomas, porque como vimos en el capítulo anterior, su mecanismo de acción abarca diferentes aspectos del ser humano vitales para adaptarnos al desequilibrio orgánico que esté pudiendo suceder.

Varios estudios nos evidencian que la razón más común para elegir el Yoga como método terapéutico es la sensación de bienestar que produce, seguido de la prevención como razón secundaria para abordar condiciones de salud específicas, particularmente dolor de espalda y cuello, ansiedad, artritis, depresión y fatiga. El Yoga es especialmente útil porque puede adaptarse al estado de ánimo diario mediante la integración de diferentes prácticas para mejorar la salud física, psíquica, mental, social y espiritual; está fácilmente disponible y se puede autoadministrar según las necesidades y disponibilidad de cada uno. Las prácticas de respiración profunda lenta, las prácticas de meditación y relajación están diseñadas para inducir una sensación de calma, bienestar, tolerancia al estrés y concentración mental, todo lo cual puede minimizar sintomatología asociada al estado de ánimo. Se utilizan posturas físicas suaves para mejorar la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio, dando a los practicantes una sensación de control sobre el cuerpo. Como forma de ejercicio consciente y de bajo impacto, los movimientos físicos del Yoga pueden tener efectos antidepresivos y ansiolíticos.

No ha habido muchos estudios que investiguen los efectos del Yoga en la química del cerebro; sin embargo, se ha demostrado que la práctica de las posturas físicas de Yoga, aumenta los niveles de ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor en el cerebro que puede tener efectos antidepresivos y ansiolíticos. Además, se ha demostrado que los patrones de respiración lenta que estimulan el nervio vago, aumentan los niveles de prolactina, dopamina, y serotonina. Un factor en la efectividad del Yoga para el estado de ánimo, puede ser el apoyo social proporcionado durante las clases grupales. La práctica constante de Yoga podría convertirse en un comportamiento que se refuerza a sí mismo con un efecto personal y grupal en el estado de ánimo, y puede ayudarnos a tener una respuesta física y psicológica más saludable al estrés.

 

                                                                                                                                                                                                    Juan Carlos N.

Referencias:

Sherman K. Reflexiones sobre la investigación del yoga. Revista Internacional de Terapia de Yoga. 2006;

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Streeter CC, Jensen JE, Perlmutter RM, et al. Las sesiones de Yoga Asana aumentan los niveles cerebrales de GABA: un estudio piloto. Revista de medicina alternativa y complementaria.

Granath J, Ingvarsson S, von Thiele U, Lundberg U. Manejo del estrés: un estudio aleatorizado de terapia cognitiva conductual y yoga. Terapia cognitivo-conductual. 2006;

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